
Demencias
¿Qué son las demencias?
Las demencias son un grupo de enfermedades y afecciones que se caracterizan por el deterioro progresivo de la función cerebral. Este deterioro afecta la memoria, el pensamiento, el comportamiento y la capacidad de realizar actividades cotidianas. No es una enfermedad específica, sino un término general que describe un conjunto de síntomas. La demencia es causada por daños en las células cerebrales, lo que interfiere en la comunicación entre ellas. Esto puede ocurrir en varias regiones del cerebro, y la ubicación del daño determina los síntomas. La demencia no es una parte normal del envejecimiento.
Tipos de demencias
Existen muchos tipos de demencia, cada uno con características particulares:
Enfermedad de Alzheimer: Es la causa más común de demencia. Se caracteriza por la acumulación de proteínas anormales (placas de beta-amiloide y ovillos neurofibrilares de tau) en el cerebro, que dañan las células nerviosas. Los síntomas suelen empezar con la pérdida de memoria a corto plazo.
Demencia vascular: Es el segundo tipo más común. Ocurre como resultado de la interrupción del flujo sanguíneo al cerebro, a menudo por ACV o por el estrechamiento de los vasos sanguíneos. Los síntomas pueden variar dependiendo de la parte del cerebro afectada.
Demencia con cuerpos de Lewy: Se caracteriza por la presencia de cuerpos de Lewy (depósitos de proteína alfa-sinucleína) en las células nerviosas del cerebro. Los síntomas incluyen fluctuaciones en la atención y el estado de alerta, alucinaciones visuales y problemas de movimiento.
Demencia frontotemporal: Es un término general para un grupo de trastornos que causan la degeneración de las células nerviosas en los lóbulos frontales y temporales del cerebro. Se manifiesta con cambios drásticos en la personalidad y el comportamiento, y dificultades con el lenguaje.
Consecuencias de las demencias
Las consecuencias de las demencias evolucionan con el tiempo y afectan profundamente la vida del paciente y sus cuidadores.
Pérdida de memoria: Inicialmente, se olvidan eventos recientes, pero con el tiempo, la memoria a largo plazo también se ve afectada.
Problemas cognitivos: Dificultad para razonar, resolver problemas y planificar.
Cambios de comportamiento y personalidad: Pueden manifestarse como apatía, irritabilidad, ansiedad, depresión o comportamientos socialmente inapropiados.
Dificultades de comunicación: A medida que la enfermedad avanza, la persona tiene problemas para encontrar las palabras correctas o para entender conversaciones.
Disminución de las habilidades motoras: En las etapas avanzadas, la persona puede perder la capacidad de caminar, tragar y controlar esfínteres, requiriendo asistencia completa.
Diagnóstico de demencias
El diagnóstico de demencia es complejo y a menudo implica un proceso de exclusión. No existe una prueba única que la confirme, por lo que se basa en:
El médico recopila información sobre los síntomas del paciente y su historial médico, además de realizar un examen físico completo para descartar otras causas.
Se utilizan pruebas estandarizadas para evaluar la memoria, el lenguaje, la capacidad de atención, el razonamiento y otras funciones cognitivas.
Para descartar otras condiciones tratables que pueden causar síntomas similares a los de la demencia, como deficiencias de vitaminas, problemas de tiroides o infecciones.
Historia clínica y examen físico: El médico recopila información sobre los síntomas del paciente y su historial médico, además de realizar un examen físico completo para descartar otras causas.
Evaluación neuropsicológica: Se utilizan pruebas estandarizadas para evaluar la memoria, el lenguaje, la capacidad de atención, el razonamiento y otras funciones cognitivas.
Análisis de sangre y otras pruebas de laboratorio: Para descartar otras condiciones tratables que pueden causar síntomas similares a los de la demencia, como deficiencias de vitaminas, problemas de tiroides o infecciones.
Pruebas de imagen cerebral:
Resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC): Permiten visualizar la estructura del cerebro, identificar atrofia (encogimiento), tumores, coágulos de sangre o evidencia de ACV.
Tomografía por emisión de positrones (PET): Puede detectar la acumulación de proteínas anormales, como las placas de amiloide en la enfermedad de Alzheimer, lo que ayuda a confirmar el diagnóstico.
Tratamientos y terapias
Aunque no existe una cura para la mayoría de los tipos de demencia, los tratamientos y terapias se centran en manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente.
Medicamentos:
Inhibidores de la colinesterasa: (ej. donepezilo, rivastigmina) aumentan los niveles de un neurotransmisor clave para la memoria y el pensamiento. Son más efectivos en las etapas iniciales de la enfermedad de Alzheimer.
Memantina: (un antagonista del receptor NMDA) ayuda a regular la actividad del glutamato, otro neurotransmisor importante. Se usa en etapas moderadas a graves.
Medicamentos para síntomas conductuales: A menudo se usan antidepresivos o antipsicóticos para tratar la depresión, la agitación o las alucinaciones asociadas con la demencia.
Terapias no farmacológicas:
Estimulación cognitiva: Actividades que desafían la mente y fomentan la interacción social, como juegos de mesa, rompecabezas o discusiones en grupo.
Terapia ocupacional: Ayuda a los pacientes a adaptar su entorno y sus rutinas para mantener la independencia el mayor tiempo posible.
Terapia de reminiscencia: Se usan objetos, imágenes y música para estimular la memoria y promover la conversación.
Musicoterapia y arteterapia: Estas terapias no verbales pueden ayudar a los pacientes a expresarse y reducir la ansiedad.
Fisioterapia: Mantiene la movilidad, el equilibrio y reduce el riesgo de caídas.